viernes, 21 de marzo de 2014

LEYENDA DE LOS ALMENDROS DE MALLORCA

Cuelgo ahora este post que escribí a final de enero....


Ahora, que al final de enero se ve ya os primeros almendros ya floridos, me acuerdo de una leyenda que me contaron hace mucho mucho tiempo, así que tal vez no la recuerde bien o haya puesto algo (o mucho) de mi parte.


Hace mucho, mucho tiempo, vivía en Mallorca un rey moro con riquezas sin fin. Aquel rey era rico en tierras, objetos, monedas y joyas, pero le faltaba un gran amor en su vida.

Hizo buscar la mujer más bella, buena e inteligente que pudiera existir y envió emisarios a cada punta del mundo conocido para encontrarla. Uno de ellos regresó con buenas noticias, que en el norte de lo que hoy conocemos como la India, vivía la muchacha más maravillosa que había existido jamás.

El rey se puso enseguida en contacto con el padre de ella y arreglaron una boda rápidamente. Al llegar a su nuevo hogar, el rey la colmó de riquezas y mimos, le ofreció todo lo que tenía y le atendió como a la más bella de las joyas.

Pero la princesa estaba triste, muy triste de añoranza. Las lágrimas caían de sus ojos y caían desde lo alto de las torres del palacio de la Almudaina, todos los habitantes de la isla oían llorar a su amada reina y todos se ponían igualmente tristes.

Tan preocupado estaba el rey moro al ver a su amada mustiarse de pena por la añoranza de su país, tan lejano, tan diferente, que hizo llamar a todos los sabios que pudieron acercarse. Uno recomendó unas hierbas, otro infusiones, otro baños de luna llena, hasta que se acercó una muchacha de compañía de la reina a expresar lo que había oído decir de los bellos labios de su ama, las historias sobre unas montañas más altas que el cielo, las nieves más blancas todo el año y el aroma del frío que llega a los valles desde las cimas.

El rey le dio vueltas y más vueltas, las montañas de la isla no eran muy altas, el frío en invierno no dejaba más que algún año una cumbre ligeramente nevada y a los valles no llegaba más que el olor de los cultivos. Pero él recordaba de su tierra unos árboles de flor blanca y bello aroma que pudieran satisfacer a su amada y puso a todos los trabajadores de palacio en marcha.

Para el mes de enero del año siguiente, toda la zona cercana a la Sierra de Tramuntana apareció sembrada de unos árboles delgados y nudosos, de color oscuro y resistente, pero que al llegar los fríos del invierno florecía con una bella flor, suave, tierna y delicada de un blanco tan luminoso que llenó los valles del color de la nieve.


Una mañana de enero sacaron a la reina a pasear por sus dominios y al descubrió todos los valles llenos de flores blancas, que desprenden un aroma inconfundible. La sonrisa y el rubor volvieron al rostro de la reina y con su alegría el gozo de todos sus súbditos.

Así que, cada enero, cuando todos los otros árboles dormitan con los fríos del invierno, un árbol fuerte saca mil y una flores y llena los campos de Mallorca de un blanco fragante para hacer felices a las personas melancólicas que echan de menos las tierras lejanas.

Si os ha gustado la leyenda, os propongo que la contéis de nuevo acompañándola de alguna receta mallorquina hecha con almendras, una de mis favoritas es el gató de almendras con helado (de almendras si puede ser). Genial para celiacos, porque no lleva harina, sino que es un bizcocho hecho con almendras.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. A mi esa leyenda me la contó mi madre cuándo era pequeño.
    Cuando estuve unos años estudiando fuera de la isla, después de los exámenes parciales de febrero llegaba a Sa Roqueta deseando ver los almendros en flor.
    Parece mentira pero no te das cuenta de esos detalles tan bonitos de tu propia tierra haya que no los puedes disfrutar.

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  3. "Como pétalos de almendro". Letra: Jorge Padula Perkins. Música: Rodrigo Stottuth. Canta: Nery González Artunduaga.

    Como flores del almendro
    que anticipan primaveras
    se insinúan en tus labios
    palabras de cosas tiernas.

    Púberes pétalos frescos,
    que se ofrecen y se niegan,
    entre las ramas silentes
    de ilusiones y quimeras.

    Frutos amargos y dulces
    que dan vida o dan veneno,
    acompañan a tus flores
    a lo largo del sendero.

    Tenues, rosadas o blancas;
    delicadas, siempre bellas;
    iluminan los caminos
    y las pasiones despiertan.

    Rebosante de emociones,
    dormidas o descubiertas,
    tu sugieres tentaciones
    que nacen frente a tu puerta.

    Siempre renuevas la vida
    apenas cede el invierno
    y tus labios enamoran
    como pétalos de almendro.

    https://youtu.be/quhTD6GQxco

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